Desdicha
Un
día comprendió cómo sus brazos eran
solamente
de nubes;
imposible
con nubes estrechar hasta el fondo
un
cuerpo, una fortuna.
La
fortuna es redonda y cuenta lentamente
estrellas
del estío.
Hacen
falta unos brazos seguros como el viento,
y
como el mar un beso.
Pero
él con sus labios,
con
sus labios no sabe sino decir palabras;
Palabras
hacia el techo,
palabras
hacia el suelo,
y
sus brazos son nubes que transforman la vida
en
aire navegable.
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