Ella
quiebra…
ella
quiebra
los
caireles del agua
la
línea que podría enlazar
corales
y mandrágoras
o
ahorcarse junto al lecho
junto
a la línea blanda buscando
atmósferas
propicias
no
se sumerge en el limo en la hondura
en
su lento y mojado ir y venir
deglute
en su liviandad al pez
que
liba en su boca
el
arcoiris fastuoso de su nombre
la
línea en su flotación
ha
bebido las perlas
un
juego dominical
rasante
puede
ser mortal
la
indecisión del río que se estanca
el
ojo que va viendo sin mirar más allá del cielo y de la nube
del
pájaro que migra
y
que vuelve
al
arte de callar entre sus vuelos
no
hay cuerda en el laúd
y
la nube desmenuza ese cielo en jirones
desmenuza
el azul
como
flecos del aire
no
hay cuerda en el laúd
y
el pájaro desmaya su voluntad de pájaro
en
la renuente claridad emigra el ave
(ella
se quiebra)
no
hay cuerda en el laúd
y
el pájaro descombra su voluntad de vuelo
la
nube se condensa en su gordura
y
distrae al ojo que no afirma
su
voluntad de sostenerse
abierto
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