†
9 de febrero de 1913
¿En
qué rincón del tiempo nos aguardas,
desde qué pliegue de la luz nos miras?
¿Adónde estás, varón de siete llagas,
sangre manando en la mitad del día?
desde qué pliegue de la luz nos miras?
¿Adónde estás, varón de siete llagas,
sangre manando en la mitad del día?
Febrero
de Caín y de metralla:
humean los cadáveres en pila.
Los estribos y riendas olvidabas
y, Cristo militar, te nos morías...
humean los cadáveres en pila.
Los estribos y riendas olvidabas
y, Cristo militar, te nos morías...
Desde
entonces mi noche tiene voces,
huésped mi soledad, gusto mi llanto.
Y si seguí viviendo desde entonces
huésped mi soledad, gusto mi llanto.
Y si seguí viviendo desde entonces
es
porque en mí te llevo, en mí te salvo,
y me hago adelantar como a empellones,
en el afán de poseerte tanto.
y me hago adelantar como a empellones,
en el afán de poseerte tanto.
Poema
en memoria a su Padre, el General Bernardo Reyes, muerto en el levantamiento contra
Francisco I. Madero conocido como la “Decena Trágica”
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