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Le
grand mal?
Ver el Polo Norte llegar
en oleadas,
después de haber pasado
en forma de glaciares.
Sentirse embalsamado por
ese alud de lodo blanco.
Tratar de respirar
mediante lágrimas,
solo para saber que el
frío tiembla
cuando descubre la
peregrinación de las piernas.
¿Es válido entonces
refugiarse con los Antiguos,
Allá donde una
guillotina corta el cordel
de la conciencia?
De
“Una isla de breves ausencias”
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