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Solo
la perdida. Y al mismo tiempo, ignorar la perdida.
Mientras
me calzo las botas miro hacia la arena, siento un ligero mareo y la certeza de
que una rueda gira dentro de mi decrepitud.
¿No
será algo parecido a la isla de la Redundancia lo que se redondea dentro de mi
garganta?
Lo
rosado de la noche conduce a un pubis dibujado con gis.
De “Una isla de breves
ausencias”
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