sábado, 8 de junio de 2013

ARGELIA OSORIO VÁSQUEZ





La tarde



Como un ritual entre palomas blancas,
sobre la tarde languidece el frío
y en mi alma, estremece complacido,
un capricho de amor... fuerte, imperante.

Mas, cierro los ojos y recuerdo
la mentira del pincel, que estructuró
aquella tarde y las palomas del ritual
perdido, que se fueron cabalgando
suaves, sobre la fuga de amor
que tú inventaste.

Quedó entonces estéril el concilio
entre la tarde y el alma solitaria,
quedó triste la ilusión perdida
y el capricho del amor, difuso, extraño.

Porque la verdad oculta y expectante
no demora en recordarme extraña,
que fue una tarde precisamente
amable, la que dejó en mi corazón
tu olvido.

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