Quiso
aprender a besar
Quiso
aprender a besar
de
todas las maneras
que
los demás amantes
besaron
a su amado.
Hubo
besos
como
tormentas de lava.
Hubo
besos
como
riachuelos de baba.
Hubo
besos
como
eco de las voces
que
mil kilómetros abajo
hablaban
de sexo.
Hubo
besos
como
tímidos vientecillos
primaverales.
Hubo
besos
como
delicadas sanguijuelas
que
no lograron hacer traspasar
la
piel por la sangre.
Hubo
besos
que
dejaron marcas
de
trampas para oso
en
los labios.
Hubo
besos
como
entrechocar de pedernales
en
lo oscuro de una caverna.
Hubo
besos
salados
con la sal fabulosa
que
deja en la playa
el
mar de las tristezas.
Hubo
besos
lacerantes
como lanzas
o
púas animales.
Pero,
al
final, comprendió
que
era imposible agotar la variedad,
porque
ni él, ni ella,
supieron
descifrar el beso de víbora
que
minutos antes
habían
sembrado
en
su corazón.
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