lunes, 4 de noviembre de 2013

GLEYVIS CORO




La tolerancia



Similar a los que son los únicos en algo,
soy de las tantas que escriben
poemas en la redonda.
Soy de las tantas que escriben
hasta formar un libro;
de las que buscan un verso aún no podrido,
ni premiado, ni publicado,
pero de indudable valor futuro.
Soy de las que confían
en que su forma de untar
la poesía en la página,
indica cómo se untará la poesía en lo futuro.
Y como trabajo para que las dudas más
/importantes
sean por el verso eliminadas,
soy de las que se buscan
problemas en todas partes.
Tengo uno de esos matrimonios
donde los dos se toleran,
tengo problemas graves con mis jefes,
problemas que trascienden,
disonancias que la imaginación
antipoética de mis jefes tergiversa
hasta hacerlos parecer como problemas
de corte político,
como peligrosos problemas con el gobierno
que otro gobierno ya hubiera resuelto
con el auxilio –dicen–
de una jaula succionadora,
de una manguera expelente
o de una guerra frontal contra la poesía.
Pero presumo –y lo presumo porque escribo–
que si el gobierno permite
que tanta poetisa como yo ande suelta,
es porque existen problemas mayores
entre nuestro gobierno
y los restantes gobiernos del mundo.
Y en ese conflicto multilateral,
mil veces superior a todos
nuestros conflictos personales,
la poesía es indispensable.



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