sábado, 16 de noviembre de 2013

VÍCTOR FOWLER CALZADA




Nevada


Ponía el puño de nieve en la boca, la blanca
piedra de los copos. Se adelantaba a la muerte,
jugaba al deslumbramiento mientras rozaba
la piel erizada del invierno. Con pies descalzos,
con las imágenes. Entre montículos de nieve,
el entumecimiento de los dedos hasta que invade
un sueño dulce y final. Se ven escenas irreales
entonces y sí, estabas al final de los países
vertiginosos. Ola y relámpago, manantial, aguijón.
Como si fuera posible la idea de un bosque
placentero dentro de la nevada, encima de
la yerba o el lecho, estabas tú y estaba tu
secreto. Sobre la lengua adormecida a imitación
de la muerte, entre los copos que llenaban
la garganta. Y era tu piel la nieve y el olvido.


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