miércoles, 20 de noviembre de 2013

VÍCTOR FOWLER CALZADA



  
El sembrador



He visto el polvo de las celebraciones llenar las calles
antes de que el viento lo desaparezca. Cuando llegaba
la felicidad como una orden, la alegría tejida desde la
semana anterior. Entre el estruendo y la música,
inmensa, de la altura de los edificios, y las sonrisas de
quienes entonces eran mis amigos. Siempre lo quise:
ser uno en la multitud que se aprestaba a confirmar,
que me barrieran, a la mañana siguiente, junto con el
polvo de las celebraciones. Era dueño de esas calles
al caminar por ellas, del cielo desde el cual descendía
la lluvia de papeles recortados, el nombre de la figura
a vitorear. Sabía conjurar cualquier sorpresa, protegido
como me sentía por escudos tan enormes como el país
y el tiempo. Ellos se alejaban, veloces, pero yo seguía
siendo —o, al menos, así lo creía— el Sembrador.



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