sábado, 11 de enero de 2014

LOURDES ESPÍNOLA




Poblado de tu savia


A veces en silencio
te nombro con la urgencia
de mi desesperanza.
Mi ropa son mis ansias
y están atadas a mi piel,
con esa falta de todo lo que llenas.

Respiro en tus papeles,
al borde de tu cama,
cual desnudo invisible que
la sombra acompaña.
Hoy sientes en la tarde
que espejos transparentes
te devuelven mi cara.

Mis pupilas cansadas
mecidas en tus manos
te muerden cada dedo,
vedados como abismos
de frutos prohibidos.
Cierro la puerta, grito,
llamando ese rincón
poblado de tu savia.



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