lunes, 28 de abril de 2014

RUBÉN SURO



 

Alba escrita en la tarde

 

 

Hablaré más allá de mis palabras.

Llegare más allá de tus oídos.

Si pudiera penetrar en tu alma

a través de tus ojos,

le hubiera ya dicho

que tu imagen fatigó mi fatiga.

 

Y ahora,

cuando tu presencia no es carne

y puedo decir en voces

que tu recuerdo

-que es espíritu-

una tentativa de felicidad;

cuando más me siento

esclavo de tu cariño ignorado,

ignorado de tu cariño, esclavo,

empiezo a darme cuenta

de que este amor naciente,

nutrido con miradas,

dormido con pensamientos albos,

puede edificar destinos

y adelantar futuros.

 

No le temo al gris-tristeza de esta tarde;

tu boca trae el rojo-alegre de los levantes mozos,

tu gesto, la gallardía de las razas caribes.

 

Elegida:

tú puedes eternizar los amaneceres

y hacer sonreír al Dolor;

por eso voy a ti,

tan impalpablemente como tu silencio.

 

Caminante ayer,

¡hoy me siento camino

para recibir la caricia de tu planta!

(1941)

 

 

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