martes, 28 de octubre de 2014

MIGUEL ARTECHE SALINAS

 

A Guillermo Trejo.

 

 
A través de la noche vas dejando tu ausencia,
Sin hojas que desde el bosque anuncien lo que has dejado,
Sin puertas que penetren tus pasos oscurecidos.
Oh impalpable, oh músico de viejas y enterradas ciudades,
Escucho, uno a uno, tus pasos bajo la noche
-La noche sobre Virginia- cuando llegaste a Richmond
Mordiendo tu corazón, abandonado en vida
Como una profunda ola en un mar lejano.
Pardas y tristesgloriascubrierontustristesojos.

We shall not come again.
We never shall come back again.

No pasarán los aires sobre tu lento cuerpo.
Tú, el más extraño, el eco de un amor oscurecido,
El más lejano en tu aventura por la tierra,
Ven a recibir la mano que no encontraste,
Ven a abrir la puerta, ven
A recordar los nombres que en tu memoria huyeron,
Ven a buscar el niño delicado y confuso,
Perdido en la colina,
Ausente porque el tiempo pasaba entre los arces.

Desde entonces, desde ahora
Entras sobre la mano rugosa de nuestra América,
Thomas, Tomás, apellidado angustia,
Thomas, Tomás, apellidado furia,
Thomas, Tomás, apellidado muerte;
Vienes sobre los hombros del caballista duro,
Caes sobre los pasos cansinos del solitario,
Cantas en los fogones tu extraña vidalita;
Thomas, Tomás, tu cuerpo se ha extendido
Y en la noche profunda tú has mordido el relámpago
Y has muerto de la última muerte que deseaste.

We shall not come again.
We never shall come back again.

En el océano lechoso de una antártica niebla
Un día atravesaste los caminos de Francia.
Fuiste sucesivamente rompiendo tu vida,
Fuiste destrozando callado el aire que te rodeaba:
Eras demasiado amor para el estrecho círculo
De Asheville, de Park Avenue, de París o de Londres,
Eras demasiada angustia para Esther desolada:
Mrs. Jack, su mundo planetario,
La joya derrotada de su amor en la noche.
Oh corazón: pregunta en nuestra América oculta
Si tu efímero sonido de hombre destrozado
Encontré, por fin, un eco que se volviera piedra,
Un canto hecho de furia, un canto hecho de viento.

Virginia, los pinos de Virginia, las playas con secretos,
La estación neblinosa,
El mar como mujer dormida:
Todo pasa a tu lado, pero tu amor persiste;
Cada paso tuyo es un paso hacia la muerte,
Así como los tristes fantasmas de las hojas
Tras tu espalda cansada, así como esperan
Al llegar a tu casa la muerte de tu hermano.
Y alguien entona al tiempo de morir solitario
Una antigua canción de angustia y de nostalgia.

We shall not come again.
We never shall come back again.

Vuelve, vuelve ahora, reposa, hermano,
Para que desde lejos, de todas partes vengan
A recibir tu cuerpo que traspasan las sales,
Para que pongan calma en tu cuerpo dormido,
Para que llenen de música tu nombre,
Para que cubran de silencio tu angustia.

 

 

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