Insalvable.
Y no
habrá algún prodigio que ponga
de
rodilla a tus fantasmas,
ni la
certeza de tener privilegios
frente
a la retirada del arcángel.
Tu
flor alimentada en los laberintos
vendrá
a ser el reclamo perdurable,
la
paranoia que elige entre las piedras.
En el
espejo la rabia. En el camino
la
ansiedad última de proferir
por
los recovecos.
Te
llegará la noche para saldar viejas deudas,
para
deletrearle sus muros a la derrota.
Te
llegará ese fruto
por
si visitas los despeñaderos
del
poema,
Por
si te mojas bajo el árbol
de
las lamentaciones.
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