miércoles, 30 de marzo de 2016

RENEÉ ACOSTA




En la biblioteca de Tokio



En la biblioteca de la escuela imperial de Tokio
hay un libro donde un niño dejó en 1958
una mariposa muerta en uno de los poemas
de Saito Mokichi por la muerte de su madre

En 1962, una estudiante pidió de préstamo
ese mismo libro y colocó una flor junto
a la mariposa, dos días después de la muerte
de su madre

En 1968, un profesor de literatura japonesa
del siglo XX, pidió el libro para impartir
su clase
leyó solamente las primeras páginas
porque tenía prisa y devolvió el libro

Ese mismo año un estudiante pidió el libro
encontró la mariposa y  se llevó la flor
mientras que la mariposa permaneció
otros años más en los libreros
indescifrada con los signos



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