miércoles, 13 de abril de 2016

FRANCISCO GRANIZO RIBADENEIRA




Hundiste eterna mosca



Hundiste, eterna mosca,
en raudo gozo,
en la triste carroña
los huevos de tu horror.
De tus voraces crías es el tiempo.
Es tu prolífica estación horrenda.
Y en esta primavera,
yo, de la mano te traigo, ciego,
al pavoroso aprisco de la carne doliente,
sordo, al rumor te acerco del hato infame.
Apacienta tus gusanos, zagal.

Pero a tu lado
llorando
amando
devorando
rompo mi corazón
lejos de ti lo arrojo
eternamente
vomitando
¡llena, asqueroso, el hueco
del devorado
del arrojado corazón!

¡Ay, no, nada de ti, que hasta tus ecos pudren nuestra voz!
Torna a tu cielo,
Padre,
bruto amantísimo,
sucio hueso consolador
de la vida te arranco.
Sobre la breve tierra soy
y bello en la muerte
breve
puro
desnudo
lejos de ti en la muerte.



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