domingo, 1 de mayo de 2016

AMANTE ELEDÍN



  
Tu fulgor



Tengo un cielo desde siempre
  sin orden ni jerarquías,
todo justo como un huerto.
Un cielo desde arriba donde no estoy,
  hacia adentro donde me encuentro,
hasta que de tan hondo me pierdo.
Un cielo que siempre estuvo,
   de anillos, de capa en capa,
transparente como un muro de silencios;
    oscuro como una caída.
Todo ha crecido conmigo en su suelo:
con todo he ido apareciendo en esta siembra.
Desde niño he pintado mi cielo con sus nubes,
 con sus soles y pájaros.
Desde siempre en la copa de los árboles,
   en el hilillo de las aguas que tejen:
En la lluvia donde regreso de mi ciclo
 y caigo sobre mi mismo;
por eso no llevo paraguas bajo la tormenta.

En mi cielo todo tiene asiento,
nadie se queda fuera de la mesa, ni nada.
    Está lo vivo y la memoria.
Está el abrazo y la ausencia;
nada es impensable, todo es sorpresivo.
En este cielo las edades se repitan con otras letras.
  Son los mismos sueños que regresan.
Este cielo seguirá después que yo
     y quedaré escrito en sus muros;
           quedará mi aire,
y en su sombra, otra constelación hará su nido.
 Anda conmigo este cielo y yo bajo su techo.
Eso quiere decir que cada día renacemos
    el uno en el otro.
Cada día algo nuevo bajo el sol,
         y cada día me escribo nuevamente;
 Reaparezco en él.
Sin embargo mi cielo y yo somos tres.
En la ecuación matemática:
      Uno más uno es igual a tres:
Hay un nuevo fulgor: ese eres tú.
    Mi cielo lo pone en mis ojos
y yo, desde la distancia,
                veo venir su brillo
    a alumbrar este frío día.-




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