jueves, 2 de junio de 2016

FÁTIMA VELÉZ

  


Tercera orilla



Si hemos de callar todo este tiempo
que sea para siempre.
Tú dirás que no es posible hablarme con el cielo mojado
y que ahora que empieza a inundarse
no puedes distinguir si son tuyos
o míos
los cielos que se abren,
los mares que se aproximan a la catástrofe.
Si es por eso que se te enmudecen los ojos y las manos
y andas ciego de voz
y las palabras se vuelven mariposas
que te enredan la garganta,
si es por eso,
que sea para siempre.
Yo por mi parte
puse las manos sobre una piedra oscura
sin saber que iba a morir,
que iba a ser un acto milagroso despertar
para suplicarte que no estallaras,
que no estallaras
mientras estuviera envuelta
en esa niebla que escogiste respirar.



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