jueves, 21 de julio de 2016

ELA CUAVAS



  
Alejandra Pizarnik



Ha amanecido nuevamente,
pero el mundo ya no es lo que antes fue.
Todo está agrietado y disperso como mi alma.
Estoy sentada en una piedra,
solo conservo mi boca y mis mordidas uñas,
lo demás se perdió en el naufragio.
Los peces lo comieron tímidamente.
Leo sin ojos mis poemas,
me las arreglo para que sea memoria mi boca.
¿De qué me servirá mi verbo en este mundo que me inaugura?
Es como comprar  un vestido roto.
Siempre soñé este Apocalipsis
conmigo sobreviviendo a sus sombras.
Ahora debo inventar un nuevo lenguaje para nombrarme.
Intentaré un canto de ave,
pero aquí no hay aves, tendré que inventarlas.
Pero primero inventaré el bosque.



No hay comentarios:

Publicar un comentario