El
campo de cultivo
Mi
primera siembra
la
hice a los siete años.
Sembré
frijol
en un
terreno para vacas.
Mi
padre me miró a los hombros
y
dijo
te
estás volviendo ya un joven.
Sembré
trigo en mala temporada.
No
fue mala para mí.
Mi
padre me miró a las manos
y
dijo
te
estás volviendo un hombrecito.
Quise
sembrar tomate,
busqué,
pero no encontré semilla en el pueblo,
nadie
sabía dónde conseguirle.
La
gente siempre ha dicho
que
el tomate
es el
corazón de la siembra.
No
planté el corazón.
Sembré
calabazas muy grandes,
y de
flor naranja.
Mi
padre me vio el pecho
y
dijo de espaldas
te
estás volviendo un mentiroso.
De: “Los campos no elíseos”
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