domingo, 18 de septiembre de 2016

MARÍA CHOZA



  
El campo de cultivo



Mi primera siembra
la hice a los siete años.
Sembré frijol
en un terreno para vacas.
Mi padre me miró a los hombros
y dijo
te estás volviendo ya un joven.

Sembré trigo en mala temporada.
No fue mala para mí.
Mi padre me miró a las manos
y dijo
te estás volviendo un hombrecito.

Quise sembrar tomate,
busqué, pero no encontré semilla en el pueblo,
nadie sabía dónde conseguirle.
La gente siempre ha dicho
que el tomate
es el corazón de la siembra.
No planté el corazón.

Sembré calabazas muy grandes,
y de flor naranja.
Mi padre me vio el pecho
y dijo de espaldas
te estás volviendo un mentiroso.


De: “Los campos no elíseos”



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