Súplica
Que no crezca jamás en mis entrañas
esa calma aparente llamada escepticismo
Raquel Lanseros
A
veces conviene fustigar el interior
con
una lanza
hacer
cosquillas al caleidoscopio
de la
insensibilidad
llamar
a gritos
a los
truenos
de la
urgencia
humedecer
los ojos
con
la hierba silvestre
que
se aferra
a la
vida
e
invocar al vestigio
para
la renovación
de
los obstáculos
desterrar
al insomnio
de su
camisón de tinieblas
al
pelo estrangulado
en la
derrota
taponar
con caricias
los
agujeros ocultos
de la
carne
y sus
predicciones
de
sequía
siempre
hay música
tabaleándose
al inicio
de
cada estación
y una
flor silvestre
para
el tacto restringido
de
tus manos
afuera
en las calles
hay
movimiento
multitudes
que generan caos
pero
también algún fragmento
de
euforia en sus miradas
regar
con gotas de lluvia
ese
jardín oculto tan tuyo
e
inventar una premisa
con
violetas
y un
grito que encienda
el
terror de la ceniza.
Her llegado a tu página de casualidad. Te agradezco infinitamente el haber publicado este poema.
ResponderEliminarUn abrazo,
María Germana Matta
Gracias a ti, por tu obra y por leernos.
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