lunes, 16 de enero de 2017

ÁNGELA VALLE




Historia nuestra



Tú eras un niño aún, yo te ignoraba.
Las calles ciudadanas te miraron
Crecer vendiendo diarios. La mañana
En tu vida no fue una sonrisa.

Tus pies se apresuraban diariamente
Y tus manos supieron del conteo
De las monedas de todas las gentes.
La ciudad absorbía tu voceo.

El frió tajante de noviembre abría
Tus carnes infantiles, poco a poco,
Con su sadismo innato y tú, inocente,
Soportabas la angustia y sonreías.

Tú eras niño aún. Yo te ignoraba.
Tú vendías los diarios con mis versos.
Como quien dice, tú vendías mis sueños
Y mi goteante sangre, sin saberlo.

Tú aprendiste en la escuela de la vida
Lo que jamás nos enseñan los libros
Y guardaste en tu alma ese tesoro
Del sentir que te habita y te hace bueno.

Té eras pequeño entonces. Yo escribía…
Escribía y soñaba y te esperaba
Sin saber que eras tú. Entre las espinas
Fui dejando el ropaje de mis cuitas.

Y hoy te llegas a mi fuerte y sincero,
Con tu mirar lumínico me encierras,
En un halo de dicha a ti me llevas,
Me traes la sonrisa, el sol, los sueños…



No hay comentarios:

Publicar un comentario