Ciudad en ruinas II
En la
iluminación de estos despojos
se
consume el aceite de mi lámpara.
Nada
ha quedado en pie de esta ciudad.
Abro
la boca y la humareda envuelve mis palabras,
abro
los brazos y sólo estrecho destrucción y ceniza.
Hacia
otras márgenes han huido mis deudos,
otra
ciudad fundará lejos de mí el olvido,
y yo,
que era el escriba principal del imperio,
cierro
los grandes folios:
que
hable por mí el silencio.
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