Alhambra
A Luis Rosales
Fue
cuando el alma apareció en columnas.
Fue cuando el aire se agrupó en ventanas.
Y la luz en techumbre que sostienen
muros de amor.
Fue cuando la gacela sideral
llegó sedienta al agua inextingible.
Y halló, por fin, donde poner los ojos
la poesía.
Cuando una mano dibujó el ensueño
y lo perdidamente femenino.
Cuando la luna se olvidó en el día
de primavera.
Cuando el espacio se asomó a su reino
y volaba la recta tras la curva,
y la curva se abría como un ángel
quieto y volando.
Cuando el jardín soñó su desenlace
mientras cantaba un pájaro y cantaba
al extremo del mundo en que vivimos.
Cuando la luna.
Cuando lo aéreo, cuando lo ligero.
Cuando el jazmín subió a sus miradores
y el amor a sus torres espirales
y el azahar.
Cuando la música se hizo visible.
Cuando fue el tiempo de ver el aroma.
Y amaneció el delirio en geometría
transfigurado.
Cuando la reina, cuando los suspiros.
Y cuando tuvo el cielo azul un patio
para morar y con el vino rojo
y las palomas.
Fue cuando un cuento se quedó dormido.
Cuando la música entornó los párpados.
Cuando la juventud, cuando la noche,
¡oh, cuando el agua!...
Fue cuando el aire se agrupó en ventanas.
Y la luz en techumbre que sostienen
muros de amor.
Fue cuando la gacela sideral
llegó sedienta al agua inextingible.
Y halló, por fin, donde poner los ojos
la poesía.
Cuando una mano dibujó el ensueño
y lo perdidamente femenino.
Cuando la luna se olvidó en el día
de primavera.
Cuando el espacio se asomó a su reino
y volaba la recta tras la curva,
y la curva se abría como un ángel
quieto y volando.
Cuando el jardín soñó su desenlace
mientras cantaba un pájaro y cantaba
al extremo del mundo en que vivimos.
Cuando la luna.
Cuando lo aéreo, cuando lo ligero.
Cuando el jazmín subió a sus miradores
y el amor a sus torres espirales
y el azahar.
Cuando la música se hizo visible.
Cuando fue el tiempo de ver el aroma.
Y amaneció el delirio en geometría
transfigurado.
Cuando la reina, cuando los suspiros.
Y cuando tuvo el cielo azul un patio
para morar y con el vino rojo
y las palomas.
Fue cuando un cuento se quedó dormido.
Cuando la música entornó los párpados.
Cuando la juventud, cuando la noche,
¡oh, cuando el agua!...
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