lunes, 24 de julio de 2017

ENRIQUE CASARAVILLA LEMOS




Cielo



Peces groseros, ciegos
y lucientes;

¿le daré
de estos peces
a mi Amada,
de comer?

O los lanzo de nuevo,
a los bajos del cieno
del agua?

Unos le daré más listos,
ligeros como suspiros,
porque la vuelvan más bella
y aún más pura?

Le daré algunos más pálidos
y tenues, que el cielo surcan.



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