lunes, 24 de julio de 2017

MARIEL M. DAMIÁN




Catástrofe



Hoy no quiero hacer nada
tan sólo tumbarme en la arena
y con un solo dedo agitar el mar,
girar el índice hasta crear grandes olas
huracanes,  remolinos,  sismos
y elevar nuestras casas hasta el cielo
para luego dejarlas caer por que sí,
porque te extraño y no estás conmigo

Ni siquiera deseo ser una cosa aparte.
Quiero seguir siendo la partícula de Dios,
la estrella primera, el organismo único.
Ser del mar el agua y las algas
y que mi cuerpo nunca se separe
de la masa amorfa que lo contiene todo.

Que no me crezcan las piernas y flote,
y que del cuerpo nunca me brote el corazón.

Que no sienta el borde sutil
donde termina la piel y empieza el paisaje
para que en la calle no me miren y digan:

Ahí va. Allá está la chica que se ha quedado sola.
La que como todos, por vivir de amor se muere.
La que cuando empieza algo grita y cuando acaba llora.

Hoy ni siquiera quiero estar triste.
Tan sólo deseo tumbarme en la tierra
hasta que las flores germinen,
y mi cuerpo de pastos nobles sea un jardín antiguo
donde mi ombligo sea hogar de caracoles
que no sepan pronunciar tu nombre.



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