martes, 15 de agosto de 2017

MARCELO DANIEL FERRER




La carne trémula



Condené mis labios a tus senos
Recorrí los tuyos con mis dedos.
Hundí mi vientre en tu vientre
Soltaste tus muslos ardientes.

Sensibles contactos de mi saliente
Abrieron senda en tu vertiente
Rojas paredes y delicados dobleces
Cobijaron mi vigor y temple.

Abandonados al instinto inconsciente
De acaparar caricias imprudentes,
Saboreamos el néctar complacientes
De nuestros incausados ríos surgentes.

Nació un suspiro que preludió placeres,
Acaparamos brisas cual amaneceres,
De la mano de un ángel dejamos el suelo
Para flotar libres por los umbrales del cielo.

Oh dulce dama encaramada
En sutiles formas inmaculadas...
Rozas mi piel con tu piel aterciopelada
Y se rinde ante ti mi viril espada.



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