domingo, 24 de septiembre de 2017

MARIANA BERNÁRDEZ

  


Y vino el ángel
y tomó mi cuerpo reblandecido
por las aguas del Perath

Brutal pesadilla la de caer
cuando se es polvo puro
piedra negra sobre letra blanca
que en el fondo y en la oquedad
reverbera en su ínfima urdimbre

¿En qué triza o monte habré de afincar?

Mi piel rehúsa
los días de sudor y labranza

Aléjate
No me consueles en mi llanto
Elévame nuevamente más allá
que Dios es justo y en su justeza
Él tampoco querrá abatirse

Y recogió un grano
y lo postró a mis pies
Hueca moneda de canje
un puño de sal
a cambio de mi buenaventura
y la risa callada en la parra del Edén.




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