Tocarte
Tanto
poema por no poder tocar,
tener
manos pequeñas para tu corazón.
No
alcanzo aquel columpio de las fotografías,
universo
simétrico, las dobles
sombras
rubias. Te recuerdo pasando las hojas
de tu
vida. Y una nube de té.
Entonces
nos conocíamos apenas.
Tampoco
eso ha cambiado, ni mi altura:
es
demasiado el aire y yo no alcanzo,
no
alcanzaré jamás a darte agua.
Créeme
si te digo
que no
quise tocarte de otro modo.
Como
quien llena un vaso,
como si
de tus sueños dependieran
los
nenúfares. La piel
nunca
fue lo importante.
De “La soledad criolla”
No hay comentarios:
Publicar un comentario