miércoles, 1 de noviembre de 2017

ANDREA OCAMPO



  
Newton
(inédito)



El hombre apartaba los vasos del borde de la mesa.
La mesa giraba, giraba yo. Orbitando la cena,
la escena: mi pollera el mantel de otros manjares
que no se servirían esa noche. Hacia el centro seguro
empujaba el hombre con decisión los vasos.
Lo escucho, lo escuché, explicarme en detalle
razones de vectores y cuerpitos transparentes.
No era ese el hombre que buscaba pero hagamos
como si fuera como si la mesa fuera
viento concéntrico disco de vinilo calesita.
Sorbiendo al centro mismo de los vasos
y el aliento del miedo espumando sus frágiles bocas.
Mis esfuerzos por desordenar el servicio resultaron inútiles.
Y volví a la calle antes del café.
El hombre apartaba los vasos del borde de la mesa.
¿Sabría que de las dos fuerzas
que atraen los objetos hacia un centro,
una es cierta y la otra es imaginaria?
La real tropieza con su paso y lo detiene. La imaginaria
enlaza su vida a los objetos. Por suerte, afuera,
el cielo resplandece en su gran fiesta de cristales rotos.



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