miércoles, 1 de noviembre de 2017

IRMA TORREGROSA





Cuando la memoria del cuerpo se despierta
no se abren los ojos.



La luna derriba mis puertas
mi casa los párpados el sueño
invasora
me desprende de mi cuerpo
para que mire
cómo entras por la ventana
y, entre las sombras,
te recuestas junto a mí.

De pronto, mi silencio es
un viejo vencido, fatigado
que te nombra.

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