El derrumbe de las Ofelias
Desconfía
que tan
importante es el silencio
que
necesario es no callar
Del
chapoteo de los lagos
desconfía,
del murmullo de los ríos
del
reflejo débil de los charcos
Porque
mujeres extrañas
se
sumergen en los mares
y en
cada estanque la silueta
de
alguna Ella
se encharcó
No son
hierbas negras
los
cabellos desmadejándose
entre
nenúfares enmarañados
Son
cabelleras destejiéndose en encaje
como
viejas telas en el agua
Extrañas
mujeres se ahogan en los estanques
y bajo
narcisos, reposan
Sus
cabellos en el agua se derriten
Se
sumergen, tal vez
cuando
el mundo
se hace
incomprensible
y
buscan respuestas tragando agua
Luego
sucede
lo contrario
y con
sus cuerpos nutren de sabiduría
al
pájaro, dan color a sus plumas
al
siervo que lame estas aguas, al hombre
que en
ellas se refleja
Desconfía,
porque ellas endulzan el agua
Se
nutren las flores
enrojecen
sus pétalos
ennegreciendo
los capullos
se
endurecen
ensombran
el aguaje
huele
a
hembras
Algunos
creen, incluso, que se vencen
y
flotan sobre el agua
sólo
para verse hermosas
Sus
pechos en el agua, qué delicia
verlas
de dios esconderse
entregadas
al sueño del agua
abren
las piernas
y dios
(desconfía)
no las
protege
no las
olvida
Porque
dios no fue creado para las mujeres
Y eso
es tan natural como hundirse en el mar
para
ver desde el fondo
piezas
de ajedrez revueltas
en el
puñetazo de una ola
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