miércoles, 7 de febrero de 2018

ALEJANDRA LERMA




A propósito de Wislawa



Leo a Wislawa en una panadería sucia
el olor a pan recalentado y agrio se adhiere al mantel de plástico
intento que mi libro no se manche
que no se entere del lugar inapropiado al que lo llevo

Pienso que Cali está muy lejos de Polonia
lejos de la nieve y la guerra

Aquí también hay sangre
muerte como moscas
pero los cuerpos caen entre el verano
sin término
que padecemos
y celebramos

Polonia no existe
esta más allá de cualquier imaginación de provincia
en las escuelas públicas el profesor de historia siempre se enferma
nadie reconoce continentes
los salones se pueblan de revistas pornográficas
oídos atentos al timbre de salida

Wislawa tampoco sabe que yo existo
que transito sus letras como aferrada a un paraguas
bajo el agua estruendosa
que me llevo sus poemas a la cama
desayuno sus trenes fúnebres
meriendo su filosofía extraña
su claro pensamiento nocturno
su obsesión con la vida que se muere

No tiene por qué saber de mi existencia
tan pequeña y lejana
tan débil y luminosa
como cualquier luciérnaga

Le pido perdón en la distancia
por maltratar sus hojas
por leerlas en cualquier sitio
a cualquier hora
y no en una ceremonia celeste
como merece su tinta

Ya sabrá comprender ella y su ojo agudo
que en este pobre lugar no existe ni Polonia
ni tiempo para leer un gran poema
como es debido.






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