La palabra
Alguien,
derribado, pide palabras:
pero ya
no hay; la asamblea ha terminado.
Ha
terminado él en cuanto usó de la palabra
pues de
la palabra no debe usarse porque es muerte.
Todo
está prohibido, ante todo el cuerpo,
más aún
la mirada.
Ya
nadie debe ser;
hay una
manera de tener silencio
y otra
de no tener palabras.
yo te
espero donde nadie espera:
en
donde todo está habitado
y
alguien vaga sin cuerpo, pero
a veces
con sollozos.
No lo
detengas. No. Ésa es la nada.
Marzo de 1968
De: “El propósito ciego”
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