sábado, 3 de febrero de 2018

MAYRA OYUELA




Entre el imán del carril  y mis pasos
    

                                                                      
Mi humanidad está en el tránsito,
en el roce de mis pies atados a la ingravidez
de esta ciudad trémula.
La velocidad es justa para esbozar con la mirada,
ostentando con el alma lo visto.
Detengo con mis dientes los rieles,
hago de mis nervios una frondosa raíz
y así descubro al mundo desde sus instintos.
Con mi aliento exploro la ventana,
tras el vidrio mi reflejo
que al igual que un joven pájaro
comprende en la caída su despertar.
Al movimiento y su trance me confiero
respiro dentro de mi sangre.
En la boca del mundo introduzco mis dedos
dibujo con ellos la geometría del paisaje,
atrofiada llevo la carne,
atrofiada la garganta de pura melancolía.
Mi humanidad levita entre el imán del carril y mis pasos.
Voy atada al fuego,
voy atada a lo paliativo de la fiebre en que habito.
Ya mis músculos son metal,
el andar es mi lengua más antigua.
Futuros paleontólogos:
bajo los pies de esta bestia
reposa todo el polen de su época.



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