Hay quienes me han dicho
Hay
quienes me han dicho
que le
amor fallece de fiebre los domingos.
En lo
personal, lo he visto fallecer los lunes, martes,
miércoles
y todos
los días de estas semanas punzantes,
en las
esquinas, en las bibliotecas desoladas;
pero
también lo he visto quedito, tímido,
en el
sueño fugaz de los adolescentes.
Procuro
desenredar esa apatía
que no
tiene nombre ni título, tan sólo es,
y que
se pega como chicle en todos mis pasos,
y sus
avenidas, vueltas y trabalenguas
me
hacen descubrir la vida
y a
cada encuentro es como un suicidio,
o como
un abigarrado sentimiento de culpa.
Para
entonces los versos
se
anclan como postales en mis ojos.
El amor
es muy extravagante en estos días,
mejor
hablemos de déficit, impuestos, globalización;
al fin
y al cabo, al amor, no le importan las despedidas.
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