martes, 6 de marzo de 2018

JOSÉ KAN





Tanta falta de tacto



Tanta urgencia de hombre enredado en la memoria
nos hace vulnerables ante los golpes del olvido.
Porque tu mirada no es otra sino la muerte
y tus hijos son los hijos de madres muertas de llanto y partida.
La pregunta que da vueltas una y otra vez
y que hemos decidido dejar pasar como a una caries.
Un simple resfriado que no logra alterar el curso del universo,
ni los lugares asignados por aquellos padres en la mesa a la hora
de comer. Porque ese almuerzo no llegara nunca.
Y si llega será después, allá a lo lejos, cuando ya no importe.
Pues los hijos habrán crecido, los gritos habrán sido callados,
las calles oportunamente pavimentadas por la voz de un
vendedor de elotes.
Y esta cicatriz que traigo en los ojos,
será el maullido de un gato que alcanza a ver a los fantasmas
de una vida tranquila en este país.


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