viernes, 22 de junio de 2018

JAVIER ACOSTA





Q. b. s. p.



Aparecen en sueños
son manzanas de azúcar o zapatos fríos
y dejan que las niñas se duerman por cien años.
Sólo ellas acicalan
al caballero de la mano en los pechos. Las brujas
saben que viaja por las noches
en aeroplanos de papel de china,
pero le guardan el secreto.
Dentro de su cabeza el mundo
gira al derecho y al revés,
la Vía Láctea se arrulla con las antiguas
tablas de multiplicar que las brujas entonan.
Ponen sus huellas dactilares en la luna
y nutren a sus hijos con puré de peyote.
Las brujas saben el nombre de pila
de los ángeles,
les curan constipados con saliva
y el insomnio con besos en la boca.
Por las noches dibujan con el lápiz labial
las líneas de la mano en los recién nacidos.
Las brujas aparecen en sueños del casado
como boticarias o primeras novias,
los enferman de insomnio durante la cuaresma,
los ponen a dormir en oficinas.
Te desconcentran en el dominó,
te regalan verrugas si les simpatizas.
Las brujas quieren que te vuelvas loco.
A veces te perdonan y te vuelven loco,
a veces te castigan y te vuelven loco.
Si te visitan di que besa
sus pies el caballero de la mano en los pechos,
que me disculpen si se puede,
pues una vez las alejé con oraciones.


De: “Regla de tres”


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