VI
Traspasamos
el portal con los labios impregnados de violetas
para mamar las ponzoñosas carnes del mito
membranas que enlazan en hirvientes rosas profanas
árboles flotantes de frutos geométricos
amargos y palpitantes de carroña
son sangre frutal
que
se altera
se extingue y enflora
donde
explotan granadas
caliente granizo rojo
en las ramas del cielo
¿para qué buscar el paraíso?
si
tenemos este polvo que hormiguea de tan vivo
con sus
múltiples niños apoyados en sus diminutas manos
para
nacer torcidos de la ennegrecida tierra
se
esparcen
se destrenzan
y son muñecas
órganos no de la entraña sino de las formas viscerales
no y sí
del mirto que aprieta
un reloj en sus grecas
que enraíza
a la vez que se desprende
de este terreno terminal y breve
en el
que duermen siniestros cisnes y canosas libélulas
donde
los chupamirtos son flores
y se
desgarran en lujuriosas y azules naranjas
que al comerse desnudas
en el pliegue de la entraña
son agujas que se ensartan y trenzan
entredevorándose dentro de los cuerpos
he
aquí el infierno
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