Poema inconcluso
Los
árboles desprenden la hojarasca,
los
pétalos de la rosa se marchitan;
pero mi
buganvilla florece en el jardín
y una
buganvilla florecida es una fiesta.
Habrá
que convocar a los vecinos,
a los
transeúntes todos;
que
todos vean
que mi
buganvilla rejuvenece en pleno otoño
y con
su colorido ennoblece las paredes,
cubre
el piso
y la
fachada herrumbrosa de mi casa;
que
todos vean también
que su
ramaje se extiende más allá —mucho más allá—
del
muro de ladrillos que intenta contenerlo;
y su
florescencia reviste
de una
alfombra purpúrea
la
calle entera y las banquetas.
He
abierto las ventanas del balcón
y el
viento hace
que un
tumulto de flores,
en
plena algarabía,
se
postre en mi cama:
duermo
sobre ellas
y en el
sueño descubro
lo
simple que es la felicidad.
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