Nos sostienen aquí ardor y soledumbre:
tenues leopardos que comieron gozosos
de nuestra mano.
tenues leopardos que comieron gozosos
de nuestra mano.
Y hoy
en cambio
-sinuosas fieras-
nos cazan como a dos liebres,
o nos gruñen hambrientos
bajo la piel.
-sinuosas fieras-
nos cazan como a dos liebres,
o nos gruñen hambrientos
bajo la piel.
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