Tú, este lugar, estás
repleta de brazos, tienes tu reflejo,
que son tus años y reflejo
solamente de ti misma.
repleta de brazos, tienes tu reflejo,
que son tus años y reflejo
solamente de ti misma.
Son tus
gentes brazos
engazados en bronce
y tu costillas frías, tú
eres espina reflejante,
escalinata, parques
y adoquines azulados,
polvo de cristal
de hombre herido que se vierte
por las fisuras,
y reflejos de humo y mieles
de la muerte de ti misma
que muere
en tus brazos y en otra
y otra y otra
sangre iluminada.
engazados en bronce
y tu costillas frías, tú
eres espina reflejante,
escalinata, parques
y adoquines azulados,
polvo de cristal
de hombre herido que se vierte
por las fisuras,
y reflejos de humo y mieles
de la muerte de ti misma
que muere
en tus brazos y en otra
y otra y otra
sangre iluminada.
Se
invierte ahora, penetramos
por tus poros, manantiales
tus costillas, ahora
también vetas
de proyectiles hacia sí mismos.
por tus poros, manantiales
tus costillas, ahora
también vetas
de proyectiles hacia sí mismos.
Y ahí,
ahí estamos nosotros
encendiéndonos
porque somos luz,
escondiéndonos
porque la luz que somos hiere,
nos hiere
y en las ranuras acomodamos el cuerpo,
nos despojamos.
Esas agujas y plumas,
esos dolores de la sangre que te llena
somos nosotros,
nosotros que bramamos
desde tus costillas, reflejados
y en el vaivén de tus manos,
somos engranes cada vez
más muertos.
ahí estamos nosotros
encendiéndonos
porque somos luz,
escondiéndonos
porque la luz que somos hiere,
nos hiere
y en las ranuras acomodamos el cuerpo,
nos despojamos.
Esas agujas y plumas,
esos dolores de la sangre que te llena
somos nosotros,
nosotros que bramamos
desde tus costillas, reflejados
y en el vaivén de tus manos,
somos engranes cada vez
más muertos.
Después
de vez en vez
mucho después
en el polvo
revividos.
de vez en vez
mucho después
en el polvo
revividos.
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