lunes, 10 de septiembre de 2018

MARCIA RAMOS





En el estiércol de tus dulces labios



No hay estómagos más vacíos que los de los hombres mirando su pasado,
sentados albergando la esperanza de una bruma adentro de sus recuerdos
algo que les permita imaginar una brisa de frescura sobre sus manos rotas.
¿Has visto el agua combinarse con la moribunda araña del cerebro y la lepra que solloza
por la noche o la mirada de una joven que reconstruye tus palabras cuando hay
soledad?
¿Un clavo extraviado en el latente secreto del cuerpo al decir su nombre?
En el momento de iniciar la lumbre en los extremos de las costillas
como dos mariposas sumergidas en acido sulfúrico
los suspiros te persiguieron puesto que guardaste su desnudez,
la fotografía de su sexo que palpita en el fondo
en una serie de laberintos bajo llave.
¿Qué ocurrió con la memoria agresora?
Acaso no hay respuesta para las noches donde abrasaste el desliz de un vestido
arremangado,
una nota que dejaste en el bar de licor mutante donde el cielo caía sobre sus senos de
Tantra,
una luna menguante que te acompañó cuando todo se hacia trizas,
no puedes existir debajo del traje de la muerte ni soñarla,
en los ojos te has hundido,
de tus dulces labios salió el estiércol al pronunciar mi piel sobre una tumba.

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