viernes, 28 de septiembre de 2018

MARCIA RAMOS





Oficio de poeta



La calavera alumbra el asiento mortal
de sentarse a soñar con los ojos descalzos
intentar sobresalir por una luna etérea.
Imaginar dos mundos cayendo en el pecho,
al mirar las casitas de colores.
Sísifo arde.
Mis vísceras son arrojadas bajo la vía del tren,
dicen el poeta es un dios indigno.




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