Oficio de poeta
La
calavera alumbra el asiento mortal
de
sentarse a soñar con los ojos descalzos
intentar
sobresalir por una luna etérea.
Imaginar
dos mundos cayendo en el pecho,
al
mirar las casitas de colores.
Sísifo
arde.
Mis
vísceras son arrojadas bajo la vía del tren,
dicen
el poeta es un dios indigno.
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