sábado, 24 de noviembre de 2018

BENJAMÍN VALDIVIA





Al puerto viene el ciclón



Al puerto viene el ciclón a cosechar las barcas maduras.
Barcas con mástil palmera entre las olas terrestres van a la siega también.
Casas como hierbas vivas en la rozadera transparente doblegan su floración, su antena de metal que jilotea, su promesa de grano en la alacena, debajo del turbión ya malograda.
Luces del propio San Telmo en la cruceta de los transformadores eléctricos lleva su santo y seña. Cordajes en la popa del terreno dejan caer la ropa que nadie pudo guardar poco antes que llegaran las múltiples bocas de la velocidad.
Cuando se deja de largo la feroz visita, una llovizna sigue como el perro cansado el galope de su dueño, cometa de virtudes transparentes, notario del desastre cometido: como invitado de último minuto una proa amarilla está de bruces en el pórtico de lo que resta de la sala.


De: ”Inscripciones en la piedra”



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