Silencio en la mesa
Mientras
masticamos la carne del abandono
alguien
ha corrido una silla
para
sentarse y beber con nosotros.
Vivimos
en sonidos que no podemos decir,
improvisamos
un concierto que jamás vendrá:
el
piano suena muy alto y mis voces callan.
Morir
es mejor que oír,
los
músicos son niños con hambre.
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