Pero adentro de ti hay un niño-
dices
atemorizado
y dócil
eres el
gran aparato de diablo
y acá
afuera te burlas como defectíble cínico del accidente ajeno
sólo
para conectarte con más gusto la botella porque eres el incendiario más húmedo
y con la verga menos muerta
oh pero
adentro, es cierto sugieres, hay un niño enfermo y atormentado
eres el
vástago infracolérico que sólo intercambia insultos con las personas
calificadas improvisa categorías de ingenio
que le
parecen originales o destacables
pero
ahí, dices, al fondo, hay un niño herido esperando que le abracen (por que es
muy pequeño y suave)
ya sin
las oficialidades del hombre irascible,
ese que
vocifera virtud arrogancia
a la
cara de algún ingenuo, donde le ha parecido;
florece
una vagina al calce de la nariz
Pero
dentro, claro, quietesito y hambriento hay un niño que no juega nunca
-no te
hará daño
insinúas
-no te
hará daño.
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