lunes, 11 de marzo de 2019

ABRIL MEDINA





Pero adentro de ti hay un niño- dices
atemorizado y dócil

eres el gran aparato de diablo
y acá afuera te burlas como defectíble cínico del accidente ajeno
sólo para conectarte con más gusto la botella porque eres el incendiario más húmedo y con la verga menos muerta

oh pero adentro, es cierto sugieres, hay un niño enfermo y atormentado

eres el vástago infracolérico que sólo intercambia insultos con las personas calificadas improvisa categorías de ingenio
que le parecen originales o destacables

pero ahí, dices, al fondo, hay un niño herido esperando que le abracen (por que es muy pequeño y suave)

ya sin las oficialidades  del hombre irascible,
ese que vocifera virtud arrogancia
a la cara de algún ingenuo, donde le ha parecido;
florece una vagina al calce de la nariz

Pero dentro, claro, quietesito y hambriento hay un niño que no juega nunca
-no te hará daño
insinúas
-no te hará daño.


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