Diva
Tiene azules ojos, es
maligna y bella;
cuando mira, vierte
viva luz extraña:
se asoma a sus
húmedas pupilas de estrella
el alma del rubio
cristal de Champaña.
Rubén Darío
La
reina de Saba era una fiesta. Con la luz de su candela fabricamos el baile.
Nos
enamoró el oído. Mordió nuestros besos y aprisionó en su piel nuestras
debilidades. Entonces, recalentados, como una merienda, la buscábamos en su
balcón de Julieta, escalando sus enredadas palabras.
Es hija
de Darío, el gran poeta, hermana de la princesa triste, qué tendrá la
princesa. Una reina venida a más. Por sus ojos caminaba un Dios, en su boca
actuó Greta Garbo.
Tuvo
amigas en Roma. Fue famosa como las melcochas. Se perfumaba en uva y enjuagaba
su cutis en las mañanas de luna.
El
tiempo caminó con firmeza implacable.
En ella
ahora muere un sol y vive entera la soledad que es el adiós a su reinado.
Ella es
su recuerdo.
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