"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
martes, 30 de abril de 2019
TOR JONSSON
El Hogar De Mi Infancia
Agradezco
el hogar de mi infancia
por el
odio tras ventanas brumosas
contra
las condiciones de vida del campesino miserable.
Me
diste el pálido sueño,
el
dolor amargo que escondiste
es
mensaje de una primavera.
En aquella
cabaña
el
dolor siempre gemía
y
afilaba su largo cuchillo.
En
aquella cabaña creció
el
sueño bueno que siempre
brillará
alrededor de mi vida.
Voy a
mi pueblo
y
planto flores hermosas
en cada
tumba olvidada.
Agradezco
el hogar de mi infancia
por el
odio en soledad sagrada
y la
cosecha que me dio.
Un
poema de todo lo que amo
tiene
sus raíces en la cabaña hogareña
tras el
llanto de una madre.
Ahora
el poema revienta la piel
en los
susurros de la pobreza
y en el
dolor de nuestra tierra.
LILIAN SILVA
Dolientes
En el
interior de mi boca
se ha
extraviado un árbol
de
manzanas
nada
nace
nada
llama
un
hombre en la otra habitación
dice
llevar en su entraña un pedazo de mí
de piel
de hambre
Nos
miramos con recelo como dos moribundos
tras
una única luz
nos exaltamos
entre la pupila, nos devoramos como
sordomudos
entre
la fuerza de cada ojo
como el
dialogo de dos bocas encendidas
cuyas
siluetas se van volviendo borrosas
nos
miramos con malicia, con ansias
con la
mano seca y pinchada
Afuera,
hay pasos
Alguien
ha comprendido en la descarga
Que nos
estamos lapidando
ELISEO DIEGO
FRANÇOIS COPPÉE
Retornelo
Llegado
el estío, allá en la explanada,
el vuelo siguiendo que llevan las cosas,
a cazar iremos, bajo la enramada,
yo la estrofa errante, tú las mariposas.
el vuelo siguiendo que llevan las cosas,
a cazar iremos, bajo la enramada,
yo la estrofa errante, tú las mariposas.
Y bajo
los sauces tomando en la umbría
de ocultos senderos la pendiente suave,
buscando en las cosas su eterna armonía,
yo escucharé el ritmo, tú el canto del ave.
de ocultos senderos la pendiente suave,
buscando en las cosas su eterna armonía,
yo escucharé el ritmo, tú el canto del ave.
Siguiendo
del río las ondas rizadas
por rauda corriente, con sus mil rumores,
encontrar podremos cosas perfumadas,
yo buscando versos, tú cogiendo flores.
por rauda corriente, con sus mil rumores,
encontrar podremos cosas perfumadas,
yo buscando versos, tú cogiendo flores.
Y amor,
halagando nuestra fantasía,
hará en tal momento nuestro afán constante:
yo seré el poeta y tú la poesía;
tú serás más bella y yo más amante.
hará en tal momento nuestro afán constante:
yo seré el poeta y tú la poesía;
tú serás más bella y yo más amante.
De: “Paseos
e interiores”
Versión de Cayetano de Alvear.
ROBERT PYNSKI
teclado
Un
piano incorpóreo. Los auriculares otorgan
al que
toca las teclas una cierta soledad
en el
interior de su música; grítale y no se volverá:
la
imagen de un alma que piensa dar la espalda al mundo.
Apolo
en su piel de serpiente despelleja vivo al músico
ingenuo:
Marsias adquirió entonces sensibilidad suficiente
para
sentir en cada roce el mundo entero. En África
los
invasores llevan machetes para amputar las manos
y tal
vez hagan elegir a la víctima, «mangas largas o cortas».
Shahid
Ali dice que les ocurrió a los tejedores de Cachemira:
acabar
con el arte. Solo hay un cierto número de historias.
La
Pérdida. El Elegido. E incluso antes El Viaje,
La
Transformación: la fruta de cualquier árbol, la puerta
de
cualquier aposento, menos este—y el alma codiciosa,
la
cuchilla del torno. El Ejército Rojo destrozaba pianos,
pero
una vez capturaron a alguien de las SS que sabía tocar.
Le
sentaron al piano y se llevaron los dedos
a la
garganta para explicarle que iban a matarle
cuando
dejara de tocar, y así durante dieciséis horas
bebieron
y lo destrozaron todo mientras el nazi tocaba las teclas.
La gran
Canción del Mundo. Cuando se desplomó
sollozando
frente al instrumento le golpearon la cabeza
y le reventaron
los sesos. Orfeo despiadado regresa
de
nuevo a su teclado para improvisar un planto:
los
pequeños gemidos de placer de ella, bla bla, la zona
tras su
oreja, lilas bajo la lluvia, un acorde suspendido,
una
frase igual que una polilla volando indecisa a la luz de la luna,
Oh,
perdida Eurídice, bla bla. Su arcaica cabeza
continuó
cantando tras arrancarla del cuerpo:
el
cuerpo, viejo y largo compañero, sostén—la esencia
de las
naranjas, la-la-la, el aroma de los almendros,
el
sabor de las aceitunas, su falda de paño. El grandísimo
anciano
poeta dijo, ¿Qué deberíamos ponernos para el recital—corbata?
¿O
mejor sin corbata, cuello alto? La cabeza
a flote
se gira hacia Apolo para cantar y Apolo,
el
lagarto de fuego de ojos gélidos, recorre las teclas.
De: “Música del golfo”
Versión de Andrés Catalán
GEORGE BATAILLE
Duermo
La boca
abierta en espera
De un pene que me ahogue
De un esputo dulzón de un esputo pegajoso.
El éxtasis que me encula es el mármol
De la verga mancillada de sangre.
Para entregarme a las vergas
He puesto
Mi vestido que parte el alma.
De un pene que me ahogue
De un esputo dulzón de un esputo pegajoso.
El éxtasis que me encula es el mármol
De la verga mancillada de sangre.
Para entregarme a las vergas
He puesto
Mi vestido que parte el alma.
lunes, 29 de abril de 2019
EPPE SALVIA
Carta
Viene
por la noche, es verdad, silencioso
llueve una luz de sombra y cómo
fueron nuestros sentidos inevitables
repentino, nos quejamos
una ciencia más amplia.
llueve una luz de sombra y cómo
fueron nuestros sentidos inevitables
repentino, nos quejamos
una ciencia más amplia.
Teniendo
el fruto de eso
llamativo, la bella lujuria,
e incluso la sombra de los susurros
y juegos, como niños.
llamativo, la bella lujuria,
e incluso la sombra de los susurros
y juegos, como niños.
Pero sé
que Serena no puedo,
en estos tiempos marcados por el secreto
de los cuales uno invade
nuestra intimidad,
vivir ahora si no con tanta dificultad
y tan ligero.
en estos tiempos marcados por el secreto
de los cuales uno invade
nuestra intimidad,
vivir ahora si no con tanta dificultad
y tan ligero.
De esta
amarga dificultad, ya es cada vez más cierto
un sentimiento de alegría, a la manera
eso en la tarde juntos
salir a la calle
claro, lo vi, en la sombra
y de secreto,
estamos entre las luces perdidas
seres más leves que aquellos
vino antes que nosotros
él solo tuvo que sufrir
un sentimiento de alegría, a la manera
eso en la tarde juntos
salir a la calle
claro, lo vi, en la sombra
y de secreto,
estamos entre las luces perdidas
seres más leves que aquellos
vino antes que nosotros
él solo tuvo que sufrir
salvado
casi por casualidad, y en este pródigo.
Los
besos son hermosos regalos.
ELIZABETH DARYUSH
Subalternos
Ella le
dijo a uno: "¡Cómo brilla
Mi corazón ante el pensamiento ardiente
de la gloriosa agonía de la batalla!"
Él dijo: 'Para nosotros que luchamos
Son recuerdos helados
Que deben congelarse para siempre
Las horas de sol que compraron'.
Ella le dijo a uno: "¡Cuán ligero
debe ser ahora tu corazón liberado,
después de la dura pelea!"
Dijo: "Bueno, no sé ... ...
La guerra sacudió a uno, de
alguna manera, noqueó a uno ...
Ahora. la vida es tan letalmente lenta.
Mi corazón ante el pensamiento ardiente
de la gloriosa agonía de la batalla!"
Él dijo: 'Para nosotros que luchamos
Son recuerdos helados
Que deben congelarse para siempre
Las horas de sol que compraron'.
Ella le dijo a uno: "¡Cuán ligero
debe ser ahora tu corazón liberado,
después de la dura pelea!"
Dijo: "Bueno, no sé ... ...
La guerra sacudió a uno, de
alguna manera, noqueó a uno ...
Ahora. la vida es tan letalmente lenta.
FLORBELA ESPANCA
Gándara en Flor
Rellena
mi pecho, en un encanto mago,
El
frémito de las cosas dolorosas…
Bajo
los urces quemados nacen rosas…
En mis
ojos las lágrimas apago…
¡Ansío!
¡Alas abiertas! ¿Lo que traigo
En mí?
¡Escucho bocas silenciosas
Murmurarme
las palabras misteriosas
¡Que
perturban mi ser como un halago!
Y, en
esta fiebre ansiosa que me invade,
Desnudo
mi palio, mi burel,
Y ya no
soy, Amor, Sóror Saudade…
Ojos
ardiendo en éxtasis de amor,
Boca
sabiendo a sol, a fruto, a miel:
¡Soy la
gándara ruda abriendo en flor!
ILARIE VORONCA
MIRA
Qué flexible es el pedestal del alma
como un dedo el pequeño zueco toca el teclado de piedra
las piernas tienen una cadencia como de agua en marcha
el alma conoce la pupila de los senderos.
El diamante de las cimas rompe el cristalino vuelo del halcón
pero la pupila del alma ha encerrado las alturas
los cerrojos de roca no le asustan
lleva sobre sus hombros el peso de las hojas
y los gritos brotan de ella
como del agua de los ríos las gaviotas.
1923
Versión de Pablo Neruda
JOHN HAINES
El túnel
La
desaparición comienza contigo,
siempre
listo para girar,
buscando
un cambio,
una
máscara, un rostro que no es tuyo,
un
vacío repleto de raíces
que el
rencor suspira.
Dejas
en la íntima distancia
una
sombra, o la concha
de una
sombra,
quieta,
durmiendo a mi lado.
Todas
las señales se disipan
por la
corriente de tu paso:
campos
y ríos, calles
que no
conozco, tu propio nombre…
Tu cara
es un túnel de luces
que ya
no alcanzo a mirar.
EVA STRITTMATTER
SOS
Puede que sólo se trate de la tristeza
habitual de noviembre.
El no quiero nada y no sé nada.
La falta de ánimo y de ganas.
Disfrazada de enfermedad y miedo a la muerte
susurra el fin, el fin…
Quizá, como siempre, basta un día soleado
para que se produzca el cambio…
Hang-over de oscuridad.
Asqueada de la lluvia.
El amor y las palabras se vuelven inciertos
en el Océano Pacífico del tiempo.
El tsunami de lo absurdo.
Arrojada al suelo: yo.
Insignificante. Existo existo.
Un radiograma de mí para mí.
domingo, 28 de abril de 2019
HECTOR MURENA
IX
¿Quién
soy
en este cuarto
silencioso y solitario,
quién es el que se queja
mientras yo permanezco
callado, quién
se agita, se estremece,
como si quisiese nacer en mí,
en mi alma,
para cambiarme en monstruo
o en ángel,
feto de fuego
de mi víctima
o mi verdugo?
en este cuarto
silencioso y solitario,
quién es el que se queja
mientras yo permanezco
callado, quién
se agita, se estremece,
como si quisiese nacer en mí,
en mi alma,
para cambiarme en monstruo
o en ángel,
feto de fuego
de mi víctima
o mi verdugo?
VERONICA PORUMBACU
Pasarán los años
Ni los
platos de plata,
ni los
cálices de oro me interesan
sino
que lo que más anhelo en este mundo
es el
hueco de tu palma.
Pasarán
los años. Y nuevamente,
enamorada
como el primer día
beberé
de tu palma
de la
que no me cansaré nunca.
Nunca.
Y en el
mismo camino, como al principio
volveremos
a sonrojarnos
Y
besaré el primer surco
de tu
mejilla llena de vida
Pero si
llegado el día
Me
dieses a beber de grandes cálices,
yo, de
entre todos,
volvería
a posar mi boca
en el
hueco de tu palma.
CÉSAR DÁVILA ANDRADE
Poema número uno
Ahora sí. Tú puedes ya mirarme.
Soy compañero de los ofendidos;
de las almas oscuras que transitan
la profunda llanura de la noche,
amando tristemente los abismos
y las jaurías cárdenas del vino.
Ahora sí. Tú puedes ya mirarme. ..
Padezco el peso puro de la tierra
sobre mi corazón buscador de ángeles,
sobre mi alma hechizada por el río
azul e inmóvil que atraviesa el cielo
con invisibles olas siderales
y con mil barcas de humo pensativo.
Una vez quise abrir tu paraíso
con una aguja débil de rocío.
Hoy amo el cielo humano de la arcilla
poblado de fantasmas que tiritan.
Amo la soledad, la sed, el frío,
la carne vestidora de incurables,
el pecado y su fina risa de ámbar.
Sí: ya puedes mirarme.
Enterré ya los mármoles que amaba.
Duermen en él los ángeles helados
en ocultos tropeles ateridos.
Ya sé odiar berilos y zafiros,
-parásitos brillantes de la roca-.
No deseo admirar tus vestiduras
salpicadas de signos y asteroides.
Amo la desnudez de los caminos.
Sí: ya puedes mirarme.
Por la llanura de la noche cruza
una pequeña luz que cabecea;
ella es mi pecho roto en el que tiembla
la fiebre inextinguible.
Ya puedes tú mirarla;
tú que vives arriba
y que talvez no eres inconmovible.
Ahora sí. Tú puedes ya mirarme.
Soy compañero de los ofendidos;
de las almas oscuras que transitan
la profunda llanura de la noche,
amando tristemente los abismos
y las jaurías cárdenas del vino.
Ahora sí. Tú puedes ya mirarme. ..
Padezco el peso puro de la tierra
sobre mi corazón buscador de ángeles,
sobre mi alma hechizada por el río
azul e inmóvil que atraviesa el cielo
con invisibles olas siderales
y con mil barcas de humo pensativo.
Una vez quise abrir tu paraíso
con una aguja débil de rocío.
Hoy amo el cielo humano de la arcilla
poblado de fantasmas que tiritan.
Amo la soledad, la sed, el frío,
la carne vestidora de incurables,
el pecado y su fina risa de ámbar.
Sí: ya puedes mirarme.
Enterré ya los mármoles que amaba.
Duermen en él los ángeles helados
en ocultos tropeles ateridos.
Ya sé odiar berilos y zafiros,
-parásitos brillantes de la roca-.
No deseo admirar tus vestiduras
salpicadas de signos y asteroides.
Amo la desnudez de los caminos.
Sí: ya puedes mirarme.
Por la llanura de la noche cruza
una pequeña luz que cabecea;
ella es mi pecho roto en el que tiembla
la fiebre inextinguible.
Ya puedes tú mirarla;
tú que vives arriba
y que talvez no eres inconmovible.
ANTONIA POZZI
Grito
No
tener un Dios,
no
tener una tumba,
no
tener nada firme,
tan
sólo cosas vivas que se escapan;
vivir
sin ayer,
vivir
sin futuro,
y
cegarse en la nada
(socorro)
a causa
de la miseria
que no
tiene fin.
10 febrero 1932
EDUARDO ANGUITA
La visita
Espéranos
bajo el ciruelo, zagal de los difuntos.
Ábrenos ese estanque, el corral silencioso que la resaca de estrellas y el dorado crepúsculo solar lavan día tras día.
Las hierbas altas acallan a medias las lápidas marchitas;
Mensajes antiguos que debemos leer muy lentamente;
Palabras, tal vez: no para ser pronunciadas,
Sino palpadas apenas con la tibieza del sol.
Así pasan el lagarto moroso, la araña, el saltamontes,
Y hasta el viento del páramo marino sobre ellas se encalma
Como un gran espejo tendido sobre la soledad.
Ábrenos ese estanque, el corral silencioso que la resaca de estrellas y el dorado crepúsculo solar lavan día tras día.
Las hierbas altas acallan a medias las lápidas marchitas;
Mensajes antiguos que debemos leer muy lentamente;
Palabras, tal vez: no para ser pronunciadas,
Sino palpadas apenas con la tibieza del sol.
Así pasan el lagarto moroso, la araña, el saltamontes,
Y hasta el viento del páramo marino sobre ellas se encalma
Como un gran espejo tendido sobre la soledad.
Ábrenos
ese jardín que sólo se visita
Cuando alguien viene a vivir de verdad.
La colina que nace y muere al pie de esta capilla, ola petrificada junto a la roca enemiga, ahora ambas perdonadas,
Ni odiándose ni amándose: ¡pasadas!
Los huesos ya llegaron al hueso, la sangre llegó al puro fluir,
Y el tiempo al tiempo vuelve.
Colina de muertos que una invisible corriente
Gasta, acrecienta y purifica.
Cuando alguien viene a vivir de verdad.
La colina que nace y muere al pie de esta capilla, ola petrificada junto a la roca enemiga, ahora ambas perdonadas,
Ni odiándose ni amándose: ¡pasadas!
Los huesos ya llegaron al hueso, la sangre llegó al puro fluir,
Y el tiempo al tiempo vuelve.
Colina de muertos que una invisible corriente
Gasta, acrecienta y purifica.
Fin de
estío. ¡Qué sentido tiene decirlo en el Cementerio de Totoral!
Jardín donde los años maduran mejor que los mismos veranos en cualquier huerto terrestre.
Fin de estío en este rincón rural adonde han vuelto quienes siempre debieron vivir juntos.
Allí mismo estaba la eternidad, aquí tan cerca de ellos, tras la tapia y el cerco rústico de Cristián, zagal del pueblo;
Allí, tras de la casa, debían ir los amigos a contarse las nuevas familiares.
Estaba reservado el lugar para cada uno -los forasteros frente a la casa, los forasteros en el atrio,
Parloteando, chanceando, despidiéndose estridentes-; pero
atrás, atrás, en el huertecillo oloroso que los dueños de
casa siempre desearon marchito porque lo marchito es signo de vieja amistad leal,
Atrás, detrás de la casa, tras la verja, la conversación íntima de los amigos eternos.
Jardín donde los años maduran mejor que los mismos veranos en cualquier huerto terrestre.
Fin de estío en este rincón rural adonde han vuelto quienes siempre debieron vivir juntos.
Allí mismo estaba la eternidad, aquí tan cerca de ellos, tras la tapia y el cerco rústico de Cristián, zagal del pueblo;
Allí, tras de la casa, debían ir los amigos a contarse las nuevas familiares.
Estaba reservado el lugar para cada uno -los forasteros frente a la casa, los forasteros en el atrio,
Parloteando, chanceando, despidiéndose estridentes-; pero
atrás, atrás, en el huertecillo oloroso que los dueños de
casa siempre desearon marchito porque lo marchito es signo de vieja amistad leal,
Atrás, detrás de la casa, tras la verja, la conversación íntima de los amigos eternos.
Fin de
estío en este cementerio costero, tierra adentro.
Primera tarde de otoño, sol dorado tan lejano de luz,
Tan próximo por su delicadeza,
Deslízate sobre esta ladera cercada como un huerto.
Tumbas detenidas (los remos dejados a los vivos, los jóvenes y los forasteros):
Entre los filos de la alfalfa, mármol desvanecido, eternidad lugareña,
Lee tú en el aliento del sol otoñal:
Primera tarde de otoño, sol dorado tan lejano de luz,
Tan próximo por su delicadeza,
Deslízate sobre esta ladera cercada como un huerto.
Tumbas detenidas (los remos dejados a los vivos, los jóvenes y los forasteros):
Entre los filos de la alfalfa, mármol desvanecido, eternidad lugareña,
Lee tú en el aliento del sol otoñal:
MUERTA
EL 11 DE MAYO DE 1857.
PRONTO
SE REUNIRÁ A ELLA SU INCONSOLABLE ESPOSO.
Oh,
juventud impaciente: en esta lápida grabasteis la promesa de reuniros PRONTO.
Pronto:
Y el PRONTO tardó tanto en llegar: demoró, dolió, se ocultó, casi se olvidó, germinó, reapareció,
Maduró interminables años.
Pronto:
Y el PRONTO tardó tanto en llegar: demoró, dolió, se ocultó, casi se olvidó, germinó, reapareció,
Maduró interminables años.
Pero a
su lado, por fin, como si siempre hubiesen estado juntos, vetas tranquilas del
mármol que nadie imagina fueron tempestad, A su lado, por fin!:
AQUÍ
VINO A REUNIRSE A SU QUERIDA ESPOSA
EL 6 DE ENERO DE 1902.
EL 6 DE ENERO DE 1902.
1857 –
1902. ¡Cuánto tiempo -45 años- separándolos! ¡Y cuánto tiempo
-48 años- desde que aquel otro tiempo
desdichado cesó: cuánto tiempo entre su reencuentro feliz y ahora nosotros!
¡Y cuanto -93 años- entre la muerte de ella, cuando ESO comenzó a transcurrir, y nosotros ahora!
¡Cuánto tiempo amargo sucediendo y por fin cesado para hacerse feliz:
Más el tiempo dichoso transcurrido y poco a poco olvidado hasta hacerse irreal!
Y, nuevamente sumando desde fuera del seto como si todo esto hubiera sido siempre un pasado, hecho para nosotros, decir: “Esta bien. Todo eso es real”.
Y cuanto tiempo más para quien lea estas páginas tanto tiempo después! ¿Quién, quién ha esperado?
Y el mismo sol besando la colina, las tumbas detenidas.
Y…
Fin de estío.
-48 años- desde que aquel otro tiempo
desdichado cesó: cuánto tiempo entre su reencuentro feliz y ahora nosotros!
¡Y cuanto -93 años- entre la muerte de ella, cuando ESO comenzó a transcurrir, y nosotros ahora!
¡Cuánto tiempo amargo sucediendo y por fin cesado para hacerse feliz:
Más el tiempo dichoso transcurrido y poco a poco olvidado hasta hacerse irreal!
Y, nuevamente sumando desde fuera del seto como si todo esto hubiera sido siempre un pasado, hecho para nosotros, decir: “Esta bien. Todo eso es real”.
Y cuanto tiempo más para quien lea estas páginas tanto tiempo después! ¿Quién, quién ha esperado?
Y el mismo sol besando la colina, las tumbas detenidas.
Y…
Fin de estío.
Estamos
en 1950 en un huerto marchito de Totoral, la colina donde resbalan los muertos
y las enredaderas,
La colina de los amigos. ¡1950! Tanto tiempo perdido estaba aquí, tierra adentro, adonde hemos llegado sin pensar, agolpados como una ráfaga de niños a una charla grave.
La colina de los amigos. ¡1950! Tanto tiempo perdido estaba aquí, tierra adentro, adonde hemos llegado sin pensar, agolpados como una ráfaga de niños a una charla grave.
Tanta
vena febril, tanta impetuosa lágrima, ¡más que existieron! ¡existen! SON:
huellas en el mármol, inmóviles, como se ve el mar desde la altura: un
epitafio.
Todo ello rescatado para nosotros, que nada hemos sufrido, a quienes se nos da la lejanía del viento.
Todo ello rescatado para nosotros, que nada hemos sufrido, a quienes se nos da la lejanía del viento.
¡Aquel
lejano, largo PRONTO,
Para nosotros, importunos, es PRONTO otra vez!
Para nosotros, importunos, es PRONTO otra vez!
Ambas
vidas, ambas muertes, las dos aquí próximas, sin mediar ni una hierba.
Esposa y esposo cara a cara,
El tiempo hendido, la llaga que debía cerrarse
(Las aguas que una mano fugaz -45 años- separó un breve instante).
La palabra está ahora reunida,
Y el tiempo plácido, lúcido, admirable.
Esposa y esposo, dos extremos vacíos
Para dar vida a la separación.
Esposa y esposo cara a cara,
El tiempo hendido, la llaga que debía cerrarse
(Las aguas que una mano fugaz -45 años- separó un breve instante).
La palabra está ahora reunida,
Y el tiempo plácido, lúcido, admirable.
Esposa y esposo, dos extremos vacíos
Para dar vida a la separación.
¡Juntos
aquí dos labios de tiempo formando un sólo beso Viejo y nupcial!
MANUEL SCORZA
Vals gris
Las torres más valientes
agachan la cabeza
cuando el otoño llega
con el plumaje acribillado.
En otoño los árboles
encienden sus ojos más tristes.
Otoño sin embargo era
cuando miré en tus ojos
comarcas donde ardía otro sol.
Agosto, el cojo malvado,
escupía las ventanas;
la niebla graznaba en los tejados.
Pero nosotros caminábamos
-oh praderas, oh puentes-
por países de diamante.
Tus veinte años saltaban como peces
y el corazón merlín se me saltaba.
En el palacio de las luciérnagas
bailamos danzas desgarradoras.
Hoy llega sin ti el otoño
y sin ti los crepúsculos desalentados
sólo saben ponerse sus viejos trajes.
Los pájaros idiotas
repiten verdosos
las canciones de ayer.
Lentas cruzan el cielo
las tardes astrosas.
Las torres más valientes
agachan la cabeza
cuando el otoño llega
con el plumaje acribillado.
En otoño los árboles
encienden sus ojos más tristes.
Otoño sin embargo era
cuando miré en tus ojos
comarcas donde ardía otro sol.
Agosto, el cojo malvado,
escupía las ventanas;
la niebla graznaba en los tejados.
Pero nosotros caminábamos
-oh praderas, oh puentes-
por países de diamante.
Tus veinte años saltaban como peces
y el corazón merlín se me saltaba.
En el palacio de las luciérnagas
bailamos danzas desgarradoras.
Hoy llega sin ti el otoño
y sin ti los crepúsculos desalentados
sólo saben ponerse sus viejos trajes.
Los pájaros idiotas
repiten verdosos
las canciones de ayer.
Lentas cruzan el cielo
las tardes astrosas.
Pobre
el mundo:
sólo tú autorizabas lo maravilloso.
sólo tú autorizabas lo maravilloso.
Vivir
es largo.
Ave carnicera es la Melancolía.
Ave carnicera es la Melancolía.
De "Desengaños del mago"
sábado, 27 de abril de 2019
ANNA DE NOAILLES
Una
tarde moriste...
Una
tarde, a la hora en que el día termina,
Moriste de repente. La pereza terrible
Y dulce no te venció invadiéndote.
Nada te anticipó el letargo y la tumba.
Tú, el sueño tuviste, y yo peno y tropiezo;
Y la muerte más muerta es el sobrevivirte.
Moriste de repente. La pereza terrible
Y dulce no te venció invadiéndote.
Nada te anticipó el letargo y la tumba.
Tú, el sueño tuviste, y yo peno y tropiezo;
Y la muerte más muerta es el sobrevivirte.
Versión de Miguel Ángel Frontán.
ROBINSON QUINTERO
Pintura con pájaro
Todo el
color del lienzo es nieve.
Nieve
sobre las cumbres, por las colinas, en los bajos tejados de la casa solitaria.
En el
camino que se curva y que nadie recorre, nieve.
Y en el
recodo de un río, un árbol pelado de hojas sostiene apenas sus varas.
Y sobre
una de las varas una pequeña mancha roja.
VACHEL LINDSAY
Los búfalos comedores de flores
Los búfalos comedores de flores de primavera
En el pasado
corrían donde hoy silban las locomotoras
Y se agazapan las flores de las praderas:
La ondulante hierba perfumada
es expulsada por el trigo,
Ruedas, ruedas y ruedas van girando
en la primavera que todavía es dulce.
Pero los búfalos comedores de flores de la primavera
Nos dejaron hace tiempo,
Ya no cornean más, ya no mugen más, -
ya no rondan más las colinas
Derrotados con los Pies Negros,
Derrotados con los Pawnee,
Derrotados.
ROGER WOLFE
Odio
Me faltan algunos odios todavía.
Estoy seguro de que existen.
Céline
Estoy seguro de que existen.
Céline
El odio son las cosas
que te gustaría hacer
con el locutor deportivo
de la radio del vecino
esos domingos por la tarde.
El odio son las cosas
que te gustaría hacer
con el macaco de uniforme
que sentencia -arma
al cinto- que el semáforo
no estaba en ámbar, sino en rojo.
El odio son las cosas
que te gustaría hacer
con el cívico paleto
vestido de payaso
que te dice
que no se permiten perros
en el parque.
El odio son las cosas
que te gustaría hacer
con la gente que choca contigo
por la calle
cuando vas cargado
con las bolsas de la compra
o un bidón de queroseno
para una estufa
que en cualquier caso
no funciona.
El odio son las cosas
que te gustaría hacer
con los automovilistas
cuando pisas un paso de peatones
y aceleran.
El odio son las cosas
que te gustaría hacer
con el neandertal en cuyas manos
alguien ha puesto
ese taladro de percusión.
El odio son las cosas
que te gustaría hacer
cuando le dejas un libro a alguien
y te lo devuelve en edición fascicular.
El odio es una edición crítica
de Góngora.
El odio son las campanas
de la iglesia
en mañanas de resaca.
El odio es la familia.
El odio
es un cajero
que se niega a darte más billetes
por imposibilidad transitoria
de comunicación con la central.
El odio es una abogada
de oficio
aliándose con el representante
de la ley
a las ocho de la mañana
en una comisaría
mientras sufres un ataque
de hipotermia.
El odio es una úlcera
en un atasco.
El odio son las palomitas
en el cine.
El odio es un cenicero
atestado de cáscaras de pipa.
El odio es un teléfono.
El odio es preguntar por un teléfono
y que te digan que no hay.
El odio es una visita
no solicitada.
El odio es un flautista
aficionado.
que se niega a darte más billetes
por imposibilidad transitoria
de comunicación con la central.
El odio es una abogada
de oficio
aliándose con el representante
de la ley
a las ocho de la mañana
en una comisaría
mientras sufres un ataque
de hipotermia.
El odio es una úlcera
en un atasco.
El odio son las palomitas
en el cine.
El odio es un cenicero
atestado de cáscaras de pipa.
El odio es un teléfono.
El odio es preguntar por un teléfono
y que te digan que no hay.
El odio es una visita
no solicitada.
El odio es un flautista
aficionado.
El
odio
en estado puro
es retroactivo
personal
e intransferible.
El odio es que un estúpido
no entienda
tu incomprensión,
tu estupidez.
El odio son las cosas
que te gustaría hacer
con este poema
si tu pluma
valiera
su pistola.
en estado puro
es retroactivo
personal
e intransferible.
El odio es que un estúpido
no entienda
tu incomprensión,
tu estupidez.
El odio son las cosas
que te gustaría hacer
con este poema
si tu pluma
valiera
su pistola.
JORGE EDUARDO EIELSON
Impromptu
éste es tu cuerpo o nada
una nube o una rueda
un caballo o cinco dedos
qué alegría estoy vivo
o la lluvia
un ruido de tijeras
cuatro pasos un silbido
un grito una habitación
otro grito
un cometa en el cielo
un cuchillo en la boca
dos ojos abiertos una esfera
dos ojos más
siete brazos una mano
tres o cuatro tigres
una cabeza rubia
un beso de mamá
cuarenta espejos rotos
cuarenta tíos carlos
un teléfono sonando
un cadáver en el suelo
un señor aburrido
una historia cualquiera
un teléfono sonando
tres o cuatro tigres
qué tarde me acuesto
estoy solo
una palabra u otra
no importa qué cosa
un teléfono sonando
un cadáver en el suelo
una raza de perro
un perfume de francia
etcétera etcétera
éste es tu cuerpo o nada
una nube o una rueda
un caballo o cinco dedos
qué alegría estoy vivo
o la lluvia
un ruido de tijeras
cuatro pasos un silbido
un grito una habitación
otro grito
un cometa en el cielo
un cuchillo en la boca
dos ojos abiertos una esfera
dos ojos más
siete brazos una mano
tres o cuatro tigres
una cabeza rubia
un beso de mamá
cuarenta espejos rotos
cuarenta tíos carlos
un teléfono sonando
un cadáver en el suelo
un señor aburrido
una historia cualquiera
un teléfono sonando
tres o cuatro tigres
qué tarde me acuesto
estoy solo
una palabra u otra
no importa qué cosa
un teléfono sonando
un cadáver en el suelo
una raza de perro
un perfume de francia
etcétera etcétera
De: "Tema y variaciones"
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