Lobos
Anoche
escuché el aullido de los lobos,
sus voces venían de lejos
sobre el hielo que el viento pule:
qué fiera soledad había en ese sonido.
sus voces venían de lejos
sobre el hielo que el viento pule:
qué fiera soledad había en ese sonido.
Son
marineros de la muerte perdidos en la nieve;
hechos
al continuo
flujo
entre las islas bañadas por la luna,
lamen
las estrellas con su lengua.
Cantan,
sin embargo, tan bien como el marino
y
mañana el sol podrá encontrarlos
llorando
y parpadeando
para
quitarse la nieve de las pestañas.
Sus
voces corren por el agua
helada
de mi sueño humano,
soplan
en el viento de la noche,
la luna
es su velamen congelado.
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